Le corbusier
Lo que entendí del material es que Le Corbusier no trabajaba con una sola receta. Probaba métodos distintos para proyectar, y aun así no rompía del todo con lo clásico: tomó ideas de la tradición y las rearmó con un lenguaje más simple y racional. O sea, orden por proporciones y piezas claras, pero con mirada moderna.
En sus obras hay una forma de organizar el espacio que se siente limpia: planos, ejes y capas que te guían sin gritar. La “transparencia” y la superposición de planos hacen que uno lea profundidad sin depender solo de perspectiva “bonita”; es una forma de abrir el interior con reglas claras. Eso ayuda a que el recorrido se entienda y que la luz tenga un papel real, no solo decorativo.
También vi que su lado “material” no es solo qué acabado usar, sino cómo medir y ensamblar. El Modulor resume esa idea: usar el cuerpo humano y proporciones para decidir dimensiones que funcionen y se sientan bien. No es misticismo; es una regla práctica para que puertas, alturas y muebles tengan lógica con el usuario.
Me quedo con esto: Le Corbusier junta método y libertad. Del lado espacial, organiza con planos y capas para que el edificio se lea fácil. Del lado material, mide y arma con criterio para que todo funcione en la vida diaria. Moderno, sí, pero con raíces y con reglas que explican lo que ves. Eso hace que sus proyectos se entiendan y se usen sin enredo.
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