The Stone Thermal Baths by Peter Zumthor / The Georges Pompidou Centre / Deeper Shades of Green
Pienso que la arquitectura no es solo levantar edificios, sino que puede cambiar cómo sentimos y cómo vivimos los espacios. Eso lo vi claro en tres documentales muy distintos: The Stone Thermal Baths de Peter Zumthor, The Georges Pompidou Centre de Piano y Rogers, y Deeper Shades of Green. La primera idea que aprendí es que la arquitectura puede ser íntima, casi como un refugio personal. La segunda, que puede ser abierta, ruidosa y social. Y la tercera, que también debe mirar hacia el futuro y al planeta. Al final, todo se conecta con la misma tesis: la arquitectura tiene un impacto directo en nuestra manera de habitar el mundo.
La primera proposición es que la arquitectura puede ser íntima y sensorial. Zumthor lo demuestra con los baños de Vals. Lo que me llamó la atención es cómo no busca impresionar con formas llamativas, sino con la piedra, la penumbra y el sonido del agua. Es un lugar que más que verse, se siente. Me recordó a cuando uno entra a un espacio silencioso y automáticamente baja la voz. Eso me hizo pensar que un edificio puede influir en nuestro estado de ánimo y en la manera en que usamos el tiempo.
La segunda proposición es que la arquitectura también puede ser un espectáculo público. El Pompidou es todo lo contrario a Vals: lleno de tubos, colores y vida urbana. Lo que normalmente está escondido, aquí está a la vista. Aunque al principio fue criticado, ahora es un símbolo de París y un espacio donde la gente se reúne. Me gustó que no es solo un museo, sino una plaza abierta para cualquiera. Ahí me di cuenta de que la arquitectura no tiene que ser seria o solemne para ser importante, también puede ser divertida y social.
Al final, los tres documentales me enseñaron que la arquitectura tiene muchas caras. Puede ser introspectiva como Vals, abierta y urbana como el Pompidou, o comprometida con el medioambiente como las ideas de Yeang, Sobek y McDonough en Deeper Shades of Green. Pero todas demuestran lo mismo: que la arquitectura influye en nosotros. Me quedo con que un buen diseño no se trata solo de que el edificio se vea bonito, sino de que nos haga sentir algo, nos dé un lugar en la ciudad y también piense en el futuro del planeta.
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